Una estrella fugaz.
Selena Quintanilla tenía todo para convertirse en una de las grandes cantantes de finales del siglo pasado: carisma, talento y una disciplina admirables.
Sin embargo, su carrera y su vida se vieron truncadas cuando su empleada y presidenta de su club de fans, Yolanda Saldívar, la mató a sangre fría.
Ahora, treinta años después, la justicia le denegó a su asesina el derecho a gozar del régimen de libertad condicional..